¿Alguna vez has notado que nuestra vida de oración dice mucho sobre lo que realmente creemos?

Creo que todos diríamos que Dios existe y es bueno y todo poderoso y que Él trabaja en los detalles más pequeños de nuestras vidas. Pero, ¿es posible que nuestra vida de oración pueda demostrar nuestra incredulidad? Si realmente lo piensas, la creencia en Dios va más allá de un concepto teológico. Nuestra creencia en Dios está ligada directamente a nuestras acciones. Es por nuestras acciones a las que podemos decir si realmente creemos. Piénsalo así. En Santiago 2:17 dice: “la fe sin obras es una fe muerta”. En otras palabras, nuestra fe queda evidenciada por lo que hacemos, por ejemplo, la oración.

Por mas doloroso que sea, creo que es importante hacernos preguntas muy difíciles. ¿A veces actuamos como si Dios no existe cuando se trata de manejar las situaciones de la vida… como si todo dependiera de nosotros? ¿De verdad creemos que Dios es soberano sobre todas las cosas y que Él tiene un plan y un propósito para nosotros que incluye también las cosas “pequeñas”? ¿Creemos que nuestros problemas de día a día se le escapan de alguna manera o que no le importamos realmente a Él? Nuestra falta de fe queda demostrada por lo que hacemos en situaciones difíciles. Las siguientes preguntas sobre situaciones de vida pueden ser muy reveladoras:

Cuando tienes que parar por un problema de coche, ¿qué haces primero? ¿Orar?

Cuando una conversación que tienes con tu cónyuge empieza a ir al sur, ¿qué haces? ¿Orar?

Cuando llegas tarde y el tráfico se paraliza, ¿qué haces? ¿Orar?

Cuando alguien le reprende, ¿qué hace? ¿Orar antes de hablar?

Creo que todos sabemos que las respuestas a estas preguntas deberían ser: Orar. Pero, ¿es eso lo que realmente hacemos en este tipo de circunstancias? ¿Buscamos Su ayuda y orientación en primer lugar o sólo como último recurso? La falta de oración demuestra que realmente dependemos de nosotros mismos, no de Dios.

¿Entonces hemos sido culpables de intentar averiguarlo por nuestra cuenta? ¿Hemos sido culpables de no pensar mucho a Dios sino de ir primero a “cómo puedo arreglar esto?” Esta falta de oración demuestra de nuevo que dependemos de nosotros mismos. Tal vez algunos de nosotros lo hagamos un poco mejor al orar cuando finalmente lleguemos al punto de que no tenemos otras opciones. Entonces, levantamos la oración. Es casi como lo que decimos: “Realmente no creo que Dios esté interesado e implicado en los detalles de mi vida”. Eso es a menos que no hayamos agotado todas las demás opciones. Entonces, como último recurso, damos a Dios una oportunidad.

O tal vez hayamos sido culpables de no creer realmente que Dios está ahí en los pequeños detalles de nuestras vidas. Seguimos en la vida tomando todas esas pequeñas decisiones sin pensarlo.

No importa dónde estés en tu viaje de fe en este momento, ¿puedo animarte a pedir al Espíritu de Dios que te ayude a seguir creciendo en tu conciencia de la presencia de Dios y la preocupación por los detalles de tu vida? Que esa conciencia sea evidenciada en tu vida de oración.

Resumiendo todo esto en una breve frase, te dejo con lo que dice el apóstol Pablo en Filipenses 4:6:

“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.”

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Steve Santos

Pastor Support Associate at EDA Move
This article was co-written by Steve and Vicki Santos. Steve and Vicki minister together at Great Bridge Community Church in Chesapeake Virginia where Steve is the Teaching and Administrative Pastor and Vicki is the Ladies Ministry Director and Administrative Assistant. Steve and Vicki are also on the EDA Pastor’s Support Team supporting the Pastors in Virginia and Maryland. They have two grown children and nine grandchildren.

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